domingo, 2 de marzo de 2008

Imaginen

Imaginen ver la vida a través de un pequeño visor, desde una solitaria ventana a la que poder asomarte, mientras el resto de ti permanece quieto, inmóvil, en estado vegetativo.

Imaginen que en la plenitud de tu vida, cuando todo viene de cara, cuando todos te quieren, cuando todos te respetan y admiran profesionalmente, cuando estás en la cima desde donde contemplarlo todo; imaginen entonces que el caprichoso destino, o el azar, decide atraparte en una escafandra donde tu conciencia es total.

Imaginen que para huir de esa escafandra uno debe resignarse, o aferrarse, a tan sólo dos herramientas fundamentales: la imaginación y la memoria.

Imaginen que para comunicarse con el mundo debes usar ese pequeño periscopio, haciendo un clic para decir “sí”, o dos clics para decir “no”.

Imaginen que una ortofonista, de sonrisa infinita, te enseña a utilizar un método rudimentario con el que poder hablar, leyéndote pacientemente todo el alfabeto, ordenado por las letras que más frecuentemente se usan, y clicando con tu pequeño visor cada vez que encuentras la letra adecuada con la que formar una palabra.

Imaginen que las primeras palabras que deseas expresar con tu ojo son las de “quiero morir”.

Imaginen que tras dominar ese lenguaje, y el lógico deseo de morir, decides regalar al mundo toda una experiencia de supervivencia y superación en forma de libro.

Imaginen que el sentido del humor es la única forma de poder seguir adelante, ante unos hijos que ven sólo a una parte de papá.

Imaginen viajar por un museo con tu imaginación, por paisajes africanos, por playas exóticas, imaginen una cena con una mujer hermosa, imaginen besarla en la playa, imaginen un viaje a Lourdes buscando sexo en vez de un milagro.

Imaginen a un padre anciano, también incapacitado, al que visitaste antes de entrar en la escafandra, que se sintió reconocido cuando terminaste de afeitarle, porque todos buscamos reconocimiento; imaginen a ese padre incapaz de decirle por teléfono dos palabras seguidas a un hijo silente.

Imaginen que esas palabras construidas pacientemente con guiños se convierten en todo un éxito de crítica y público.

Pero será mejor que no imaginen, simplemente lean o vean “La escafandra y la mariposa”.


5 comentarios:

Pablo Gonzalo dijo...

Me lo apunto como deberes, aunque últimamente tengo la agenda realmente apretada: http://es.youtube.com/watch?v=h-AdtJkq-GY

Yago dijo...

Lo tendré en cuenta. Por cierto, gracias por el cambio de denominación de mi blog. Ponderación desmesurada e inmerecida, sin ddua, pero se lo agradezco igual.
Cuando tenga tiempo, cambiaré la suya por "el hombre que más tiempo puede hablar y más historias puede contar".
Abrazos.

Gonzalo Visedo dijo...

Nada, hijo, usted las merece... No me había percatado que podía denominar las webs, y por ello estaba tan lioso, pero vamos, yo prefiero seguir con mis humildes 101 historias

Pablo Gonzalo dijo...

Solo comentar que cuando dejeis de comeros las pollas el uno al otro espero que hagais algún comentario de interés.

Judith dijo...

Pero qué poeta estás hecho!!!
Bueno, cuando vuelva a Barcelona y tenga una conexión a internet estable, entonces veré esta peli que tiene una pinta excelente!
Mientras, leeré tus recomendaciones.

Un abrazo!
Judith

(el tro día, mientras te escrbía un comentario aquí, se desconectó internte, con lo cual ahora es cuando comento y te agradezco que seas un fiel lecto de mi blog: por cierto, que hay nueva entrega sobre el mundo de los zapatos en Colombia!!!)