martes, 1 de noviembre de 2011

Carta de Archibaldo Haddock

Castillo de Moulinsart, 1 de noviembre 2011


Estimados zuavos:

Me solicita un hombrecillo con gafas y con pinta de beduino interplanetario, que dice tener no sé qué rayos de blog, que escriba unas líneas ahora que por fin se ha estrenado una película sobre Tintín y sus aventuras. He rechazado todas las ofertas al respecto, empezando por esos lechuguinos de Jean-Loup de la Batellerie y Walter Rizzoto del “París Flash”, que me hicieron la vida imposible cuando ese ciclón ambulante de la Castafiore se presentó de imprevisto aquí en Moulinsart. ¡Que la lleven los demonios, qué recuerdos más estremecedores! De nada sirve que busquen sensibilizarme con eso de haber inspirado a millones de personas, o con el lado humanista de nuestras aventuras, o con los exóticos lugares que he visitado. ¡Mil millones de mil millones de naufragios! ¡Si yo lo único que quiero es que me dejen en paz, malditos coloquintos de grasa de antracita!

De todas maneras he accedido a escribir unas líneas porque aquí, el grumetillo con gafas, se ha ganado mi simpatía presentándose en Moulinsart con una botella de Loch Lomond añejo. Luego se ha dejado ganar una partidita de “guerra de barcos”, ese ocio que practicó mi antepasado el gran Francisco de Haddoque. Ha sabido llegar a mi corazón oxidado de viejo lobo de mar. Así que me pondré a ello y escribiré sólo por esta vez. Ésta será mi única y última declaración, y luego, ¡qué me lleven los demonios si no es así!, no quiero volver a saber del mundo en otras treinta centurias.

Me cuentan que, al parecer, estáis todos sumidos en una profunda crisis económica provocada por esos autócratas acaparadores y chupatintas que manejan los mercados, y por la complacencia consumista de todos vosotros, alcornoques de baratillo, que os dejasteis vuestros ahorros en casas con paredes de patata llenas de muebles hechos por suecos. ¡Los suecos hacen muebles! ¡Mil truenos! ¡¿Esos paniaguados visigodos se están forrando haciendo muebles?! Lo que hay que ver. ¡Aaaah, y que a ningún cretino de los Cárpatos se le ocurra decir que yo poseo un castillo! ¡Al demonio con eso! Me jugué las barbas y el pellejo entre tiburones para conseguir el tesoro de aquel pirata de carnaval llamado Rackham El Rojo ¿Es que ya lo habéis olvidado, calabacines diplomados?

En vez de quedaros en casa jugando a no sé qué demonios de consolas, o comprando a todas horas, pequeños mercaderes de alfombras, haber viajado por medio mundo como hice yo acompañando a ese fenómeno con tupé de truenos y relámpagos. Haber surcado mares en mercantes oxidados para salvar a un grupo de negros de las garras de unos traficantes de carne humana; haber recorrido selvas infestadas de mosquitos y peligros en busca de un templo perdido lleno de incas de carnaval; haber atravesado desiertos llenos de sed en busca de traficantes de opio; haber viajado a la luna en una especie de cigarro ambulante inventado por el ostrogodo de Tornasol; haber luchado contra espías a las órdenes de un Mussolini de carnaval que quería hacer añicos el planeta; haber volado hasta una isla perdida para ser abducido por alienígenas macrocéfalos entre las brasas de un volcán en activo; o haber escalado montañas imposibles y rescatado al bueno de Tchang de las garras de ese oso mal peinado llamado el Yeti. ¿Qué decís a eso, eh? ¿Qué hicisteis vosotros en todo ese tiempo, tontos de capirote, logaritmos del ladrillo a la nuez de coco?

Espero que esto os sirva de lección, mil truenos. Yo ya cumplí con mi parte y ahora sólo quiero una buena pipa, un buen whisky, los periódicos de la mañana y mi paseo diario. Cuando hagáis una mínima parte de lo que yo he realizado, cuadrilla de bachi-buzuks, entonces juro que me afeito la barba. Mientras tanto aquí estaré, en mi retiro, hasta el final de los tiempos si es necesario, salvo que aparezca ese fenómeno de Tintín y me haga levar anclas en busca de aventuras, ya sea para encontrar alguna baratija perdida, ya sea para luchar contra algún sátrapa de mala semilla que nos busque las cosquillas. ¡Y no! ¡No sé dónde está Tintín! No lo preguntéis más veces. Aunque lo supiera, no me lo sacaríais ni con tortura medieval, especie de residuos de ectoplasmas.

Ejem, poco más, me despido de todos vosotros deseando de todo corazón que recuperéis la cordura (si alguna vez la tuvisteis), queridos majaderos individualistas. Sirvan estas líneas como despedida, y espero que no oséis molestarme nunca más, mil millones de rayos y truenos.

Se despide de todos Uds.

Archibaldo Haddock
(Capitán retirado de la marina mercante)

(Sólo el Maestro podía adaptar al Genio...)

3 comentarios:

Juanjo Ramírez dijo...

Dignísimo y cariñosísimo homenaje!! Olé!!

Anónimo dijo...

Jajajaja.... un saludo al beduino interplanetario con aspecto de ectoplasma...

josemsolis dijo...

Haddock ha hablado. Ni una sola palabra más!